sábado, 14 de agosto de 2010

Oswaldo Reynoso

Nacido en Arequipa en 1931, Oswaldo Reynoso es, sin lugar a dudas, uno de los más destacados novelistas del Perú. Estudió en la Universidad de San Agustín de Arequipa y los concluyó en la Universidad Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta, en Lima, donde se graduó como profesor. Ejerció el magisterio durante varias décadas al mismo tiempo que desarrollaba una intensa labor literaria. Aunque el hecho es poco conocido, Reynoso se inició como poeta con el libro Luzbel (1955). Sin embargo, Reynoso conoció el éxito gracias a la prosa de ficción. Su libro de cuentos Los inocentes (1961) tuvo y tiene un éxito fulgurante, pues incorpora, por primera vez en el siglo XX, el lenguaje de los jóvenes de las grandes urbes.  Reynoso consigue penetrar en el modo de pensar de los adolescentes, mira los hechos desde ese plano y por eso tiene un público que se renueva constantemente.

En su novela En octubre no hay milagros de 1965, Reynoso describe las penurias de la clase media limeña en un proceso de decadencia en medio de las convicciones que pese a estar profundamente arraigadas en el alma colectiva se van desdibujando lentamente. En 1970, escribe "El escarabajo y el hombre". Posteriormente, durante doce años, el novelista vive en China. Durante esos años escribe En busca de Aladino (1993), relato breve de tema arabesco y Los eunucos inmortales (1995) novela que recupera sus vivencias en extremo oriente.

El escarabajo y el hombre
(fragmento)

Caminan al borde la pista. Medio día.

El Uno: Este sol me golpea.

El Otro: A mí me aplasta y me agrada.

—Ya llegaremos.

—Me ahoga.

—Nos esperan.

—Descansemos.

—No hay tiempo.

—¿Para qué?

—Tenemos que llegar antes de la noche.

—Me da igual.

—Si nos detenemos será para siempre.

—Mejor.

—Hay que caminar.

—Al final: llegar o quedarnos aquí es lo mismo.

—Tal vez, pero habremos avanzado.

—Si es dar vueltas y vueltas para quedar en el punto de partida.

—Habrá acción.

—Tengo hambre.

—Seremos útiles.

—Los ojos se me cierran de sueño.

—Eso no importa si se llega.

—Llegar, acción, ser útil: palabras y palabras.

—Sí, palabras que pueden cambiarlo todo.

—Que tus palabras me alimenten, me quiten el sueño y cambien mi vida.

—Es posible.

—No con palabras.

—Hay que creer.

—Ya es tarde.

—Todavía.

—Este calor y el asfalto y los autos que van y vienen me desesperan, pero me hacen vivir, siento que mi sangre como millones de hormi­gas camina por mis venas.

—Cuidado, no lo vas a pisar.

—¿A quién?

—Ahí.

—No veo nada.

—Un escarabajo.

—¿Eso negro que se arrastra?

—Sí, es un escarabajo.

—¿Y esa bolita que empuja?

—Porquería.

—¿Y para qué la empuja?

—Su comida o tal vez ha puesto un huevo en el centro.

—¿A dónde la lleva?

—Si es su comida, más allá debe haber escara­bajos esperándolo.

—Gran banquete.

—Si ha puesto un huevo, la empuja hasta que nazca otro escarabajo.

—¿De la mierda nacen?

—Claro, sin embargo vienen al mundo limpios.

—Mira cómo la sube por la cuesta.

—No la dejará caer.

(El escarabajo empuja la bolita de excremento con sus largas patas posteriores mientras las anteriores se afirman contra el suelo.)

domingo, 7 de octubre de 2007

Blanca Varela



Nacio en Lima, Perú, el 10 de agosto de 1926. Está considerada como una de las voces poéticas más importantes de América Latina. Se inició en la poesía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de la capital peruana, donde ingresó en 1943 para estudiar Letras y Educación.
En esta universidad conoce a Sebastián Salazar Bondy, Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson, y a quien fuera su esposo, el pintor Fernando de Szyszlo con quien tuvo dos hijos. A partir de 1947 empezó a colaborar en la revista "Las Moradas" que dirigía Westphalen; En 1949 llegó a París, donde entraría en contacto con la vida artística y literaria del momento de la mano de Octavio Paz, una figura determinante en su carrera literaria, que la conectaría con el círculo de intelectuales latinoamericanos y españoles radicados en Francia. De esta etapa data su amistad con Sartre, Simone de Beauvoir, Henri Michaux, Alberto Giacometti, Léger, Tamayo y Carlos Martínez Rivas, entre otros. Después de su larga temporada en París, Varela vivió en Florencia y luego en Washington, ciudades donde se dedicó a hacer traducciones y eventuales trabajos periodísticos. En 1962 regresa a Lima para establecerse definitivamente en el Peru. El hecho que algunas de sus obras hayan sido traducidas al alemán, francés, inglés, italiano, portugués y ruso implica un reconocimiento a su obra fuera de las fronteras de su país natal. Ha sido condecorada con la Medalla de Honor por el Instituto Nacional de Cultura.

CASA DE CUERVOS

porque te alimenté con esta realidad
mal cocida
por tantas y tan pobres flores del mal
por este absurdo vuelo a ras de pantano
ego te absolvo de mí
laberinto hijo mío

no es tuya la culpa
ni mía
pobre pequeño mío
del que hice este impecable retrato
forzando la oscuridad del día
párpados de miel
y la mejilla constelada
cerrada a cualquier roce
y la hermosísima distancia
de tu cuerpo
tu náusea es mía
la heredaste como heredan los peces
la asfixia
y el color de tus ojos
es también el color de mi ceguera
bajo el que sombras tejen
sombras y tentaciones
y es mía también la huella
de tu talón estrecho
de arcángel
apenas pasado en la entreabierta ventana
y nuestra
para siempre
la música extranjera
de los cielos batientes
ahora leoncillo
encarnación de mi amor
juegas con mis huesos
y te ocultas entre tu belleza
ciego sordo irredento
casi saciado y libre
con tu sangre que ya no deja lugar
para nada ni nadie

aquí me tienes como siempre
dispuesta a la sorpresa
de tus pasos
a todas las primaveras que inventas
y destruyes
a tenderme -nada infinita-
sobre el mundo
hierba ceniza peste fuego
a lo que quieras por una mirada tuya
que ilumine mis restos
porque así es este amor
que nada comprende
y nada puede
bebes el filtro y te duermes
en ese abismo lleno de ti
música que no ves
colores dichos
largamente explicados al silencio
mezclados como se mezclan los sueños
hasta ese torpe gris
que es despertar
en la gran palma de dios
calva vacía sin extremos
y allí te encuentras
sola y perdida en tu alma
sin más obstáculo que tu cuerpo
sin más puerta que tu cuerpo
así este amor
uno solo y el mismo
con tantos nombres
que a ninguno responde
y tú mirándome
como si no me conocieras
marchándote
como se va la luz del mundo
sin promesas
y otra vez este prado
este prado de negro fuego abandonado
otra vez esta casa vacía
que es mi cuerpo
a donde no has de volver

AQUELLA TORTURADA NUBE...
V

Aquella torturada nube parecía tan firme,
ambulando,
desgarrando,
chocando con masas de ángeles.

Cóncava,
valva de nieve y soledad,
de trajín y música constante,
de arena, de resplandor
y fuga,
desierto etiope
en un tutti de gemidos
y sorpresa.

Tan exacta
sobre el laberinto de la pupila,
color perdido
de vieja misiva,
terrible silencio
de quien ha sacudido el aire
y conoce el vado de los sollozos.
Continuaba,
migradora,
llave del torbellino
como una gota pura
preñada de su propia existencia.


FUENTE

Junto al pozo llegué,
mi ojo pequeño y triste
se hizo hondo, interior.

Estuve junto a mí,
llena de mí, ascendente y profunda,
mi alma contra mí,
golpeando mi piel,
hundiéndola en el aire,
hasta el fin.

La oscura charca abierta por la luz.

Éramos una sola criatura,
perfecta, ilimitada,
sin extremos para que el amor pudiera asirse.
Sin nidos y sin tierra para el mando

HISTORIA

puedes contarme cualquier cosa
creer no es importante
lo que importa es que al aire mueva tus labios
o que tus labios muevan el aire
que fabules tu historia tu cuerpo
a toda hora sin tregua
como una llama que a nada se parece
sino a una llama

LECCIÓN DE ANATOMÍA

más allá del dolor y del placer la carne
inescrutable
balbuceando su lenguaje de sombras y brumosos
colores

la carne convertida en paisaje
en tierra en tregua en acontecimiento
en pan inesperado y en miel
en orina en leche en abrasadora sospecha
en océano
en animal castigado
en evidencia y en olvido

viendo la carne tan cerrada y distante
me pregunto
qué hace allí la vida simulando

el cabello a veces tan cercano
que extravía alojo en su espesura
las bisagras silenciosas cediendo
lagrimeando tornasol
y esa otra fronda inexplorada
en donde el tacto confunde
el día con la noche
fresca hermosa muerte a la mitad del lecho
donde los miembros mutilados retoñan
mientras la lengua gira como una estrella
flor de carne carnívora
entre los dientes de carbón

ah la voz gangosa entrecortada dulcísima del amor
saciándote saciándose saboreando el ciego bocado

los mondos los frágiles huesecillos del amor
ese fracaso ese hambre
esa tristeza futura
como el cielo de una jaula
la tierra gira
la carne permanece
cambia el paisaje
las horas se deshojan
es el mismo río que se aleja o se acerca
tedioso espejo con la misma gastada luna de yeso
que se esponja hasta llenar el horizonte
con su roñosa palidez

merodean las bestias del amor en esa ruina
florece la gangrena del amor
todavía se agitan las tenazas elásticas
los pliegues insondables laten

reino de ventosas nacaradas
osario de mínimos pájaros

primavera de suaves gusanos agrios
como la bilis materna

más allá del dolor y del placer
la negra estirpe
el rojo prestigio
la mortal victoria de la carne

NADIE SABE DE MIS COSAS

( dedicatoria)

1
a ti capaz de desaparecer
de ser atormentado por el fuego
luminoso opaco ruin divino

a ti
fantasma de cada hora
mil veces muerto recién nacido siempre
a ti capaz de hacer girar la llave
de inventar el sol en un cuarto vacío

a ti ahogado en un océano de semejanza
náufrago de cada mañana
esclavo propietario de zapatos periódicos
algunos libros
tal vez padre o hijo
guardián de resecos jardines de aves de paso

a ti
observador de la tarde
infatigable lector del reloj del sueño
de la fatiga del tedio de la esposa
a nadie sino a ti

2
(cualquier hora del día)

en una hoguera extinguida
esa mujer sacrificada
cerraba los ojos y nos negaba la dicha de su agonía

3
y un perro una gota de lluvia una familia de paseo
como en un cuadro entraban para siempre en la memoria
una vuelta de tuerca y otra y otra un peldaño que cruje
siempre a la misma altura de la oscuridad
la dicha puede ser este brebaje oscuro el neón de las cinco
de la tarde la más esplendorosa verdad
así casi ciegos encontrando generosa como nadie la miseria
cruzando el muro invisibles
manos tan pálidas no han existido jamás en otras manos
ni tanto calor en tanto frío ni ojos tan llenos de otros
ojos contemplaron la tarde
y frente al mar negra ruina y portentosos círculos de
bruma
rodeándonos
y el rojo lengua río perro mosca y la tarde la reina de
desnudos
malvados brazos en su balcón de ceniza

4
(noche y descontento)

pitada cruel canción de ciego
la noche comienza a respirar
todo se aleja
todo se pierde

cárcel cine amarilla luna de farmacia
a las ocho a las nueve a las diez
convertido en un fantasma cruel besas a mil mujeres
acaricias sus senos para los otros
me das asco
y es esta náusea lo mejor de mi vida

5
(conversaciones insidiosas)

alguien dice tu nombre
-es un libro interesante y habla de un héroe
anónimo por cierto
hay una estrella azul al fondo de mi vaso
inagotable estrella
debe brillar en tus ojos cada vez que la miro
cómo debes reír para los otros
tú cordero disfrazado de cordero
tú lobo a solas
tú atrozmente niño
-los bellos pensamientos señores
no ocultan el perfume de la carne
hemos de transpirar en los museos como bestias
sumisas bestias en su rincón de terciopelo
-Picasso por ejemplo...

6
( tell me the truth)

dime
¿durará este asombro?
¿esta letra carnal
loco círculo de dolor atado al labio
esta diaria catástrofe
esta maloliente dorada callejuela sin comienzo ni fin
este mercado donde la muerte enjoya las esquinas
con plata corrompida y estériles estrellas?

7

hila su imposible claridad nuevamente la envenenada
sonrisa solar
¿sientes el divino salivazo sobre la bestia sientes el
hedor de la rosa sientes mi corazón sobre el tuyo?
más tarde será tarde cuando la soledad invente lo mejor
nuevamente tus labios tus ojos las ruinas de tus caricias
el mar de mi pecho
la soledad «estrella de mis noches»
nadie sabe de mis cosas

8

(pobres matemáticas)

cuando nada quede de ti y de mí
habrá agua y sol
y un día que abra las puertas más secretas
más oscuras más tristes
y ventanas vivas como grandes ojos
despiertos sobre la dicha
y no habrá sido en vano que tú y yo
sólo hayamos pensado lo que otros hacen
porque alguien tiene que pensar la vida

Jorge Eduardo Eielson





Jorge Eduardo Eielson (Lima, 13 de abril de 1924 - Milán, 8 de marzo de 2006). Desde su juventud se manifestó su inclinación hacia lar distintas formas de arte. En 1945 gana el Premio Nacional de Poesía con Reinos. En aquellos años realiza sus primeros lienzos. En 1948 realiza su primera exposición en una galería de la ciudad de Lima. En ese año también realiza un viaje a París gracias a una beca del gobierno francés. Desde entonces vivió la mayor parte del tiempo en Europa y se asentó en Italia.
Por su trabajo en el campo de la pintura recibió el premio nacional de pintura Tecnoquímica en 2004. El conjunto de su obra poética se ha editado tres veces con el título Poesìa escrita, primero en Lima en 1977, luego México, el año 1989 y luego en Colombia, en 1998. Además, en 2005 la Pontificia Universidad Católica del Perú elaboró una edición especial con toda su obra poética, sumada a selecciones de sus trabajos en prosa y reproducciones de su obra plástica.

POESÍA EN FORMA DE PÁJARO


CUERPO ANTERIOR

El arco iris taraviesa a mi padre y mi madre
Mientras duermen. No están desnudos
Ni los cubre pijama ni sábana alguna
Son más bien una nube
En forma de mujer y hombre entrelazados
Quizás el primer hombre y la primera mujer
Sobre la tierra. El arco iris me sorprende
Viendo correr lagartijas entre los intersticios
De sus huesos y mis huesos viendo crecer
Un algodón celeste entre sus cejas
Ya ni se miran ni se abrazan ni se mueven
El arco iris se los lleva nuevamente
Como se lleva mi pensamiento
Mi juventud y mis anteojos

(De Noche oscura del cuerpo)


CUERPO ENAMORADO

Miro mi sexo con ternura
Toco la punta de mi cuerpo enamorado
Y no soy yo que veo sino el otro
El mismo mono milenario
Que se refleja en el remanso y ríe
Amo el espejo en que contemplo
Mi espesa barba y mi tristeza
Mis pantalones grises y la lluvia
Miro mi sexo con ternura
Mi glande puro y mis testículos
Repletos de amargura
Y no soy yo que sufre sino el otro
El mismo mono milenario
Que se refleja en el espejo y llora

(De Noche oscura del cuerpo)


CUERPO DIVIDIDO

Si la mitad de mi cuerpo sonríe
La otra mitad se llena de tristeza
Y misteriosas escamas de pescado
Suceden a mis cabellos. Sonrío y lloro
Sin saber si son mis brazos
O mis piernas las que lloran o sonríen
Sin saber si es mi cabeza
Mi corazón o mi glande
El que decide mi sonrisa
O mi tristeza. Azul como los peces
Me muevo en aguas turbias o brillantes
Sin preguntarme por qué
Simplemente sollozo
Mientras sonrío y sonrío
Mientras sollozo

(De Noche oscura del cuerpo)


PRIMERA MUERTE DE MARIA

A pesar de sus cabellos opacos, de su misteriosa delgadez,
de su tristeza áurea y definitiva como la mía,
yo adoraba a mi esposa,
alta y silenciosa como una columna de humo.

María vivía en un barrio pobre,
cubierto de deslumbrantes y altísimos planetas,
atravesado de silbidos, de extrañas pestilencias
y de perros hambrientos.
Humedecido por las lágrimas de María
todo el barrio se hundía irremediablemente en un rocío tibio.

María besaba los muros de las callejuelas
y toda la ciudad temblaba de un violento amor a Dios.
María era fea, su saliva sagrada.

Las gentes esperaban ansiosas el día en que María,
provista de dos alas blancas,
abandonase la tierra sonriendo a los transeúntes.
Pero los zapatos rotos de María, como dos clavos milenarios,
continuaban fijos en el suelo.
Durante la espera, la muchedumbre escupía la casa,
la melancolía y la pobreza de María.

Hasta que aparecí yo como un caballo sediento y me apoderé de sus senos.
La virgen espantada derramó una botella de leche y un río de perlas sucedió a su tristeza.
María se convirtió en mi esposa.
Algún tiempo más tarde, María caía a tierra envuelta en una llamarada.
Esposo mío -me dijo- un hijo de tu cuerpo devora mi cuerpo.
Te ruego, señor mío, devuélveme mi perfume, mi botella de leche, mi barrio miserable.

Yo le acerqué su botella de leche y le hice beber unos sorbos redentores.
Abrí la ventana y le devolví su perfume adorado, su barrio polvoriento.
Casi enseguida, una criatura de mirada purísima abrió sus ojos ante mí,
mientras María cerraba los suyos
cegados por un planeta de oro: la felicidad.

Yo abracé a mi hijo y caí de rodillas ante el cuerpo santo
de mi esposa: apenas quedaba de él un hato de cabellos negros,
una mano fría sobre la cabeza caliente de mi hijo.
¡María, María -grité- nada de esto es verdad, regresa a
tu barrio oscuro, a tu melancolía, vuelve a tus callejuelas
estrechas, amor mío, a tu misterioso llanto de todos los días!
Pero María no respondía.

La botella de leche yacía solitaria en una esquina,
como en un cono de luz divina.
En la oscuridad circundante, toda la ciudad me reclamaba a mi hijo,
repentinamente henchida de amor a María.
Yo lo confié al abrigo y la protección de algunos bueyes,
cuyo aliento cálido me recordaba el cuerpo tibio y la impenetrable pureza de María.


De: primera muerte de maría (1949)

Pablo Guevara


Nacio el 23 de mayo de 1930. Estudio en las Universidades de San Marcos y la Católica de Lima, graduándose en letras. Tras un periodo de estancia en España y Dinamarca en la década de los 1960, regresó a Perú. Entre su obras destacan: Retorno a la creatura (Madrid, 1957), Los habitantes (Madrid, 1963 - Lima, 1965), Crónicas contra los bribones (Lima, 1967), Hotel del Cuzco y otras provincias del Perú (1971), Un iceberg llamado Poesía (Lima, 1998), La colisión, En el bosque de hielos, A los ataúdes, a los ataúdes, Cariátides, Quadernas, quadernas, quadernas (Lima, 1999. Al final de su vida logró escribir un bello libro titulado "Hospital", el cuál fue publicado por sus compañeros poetas más cercanos: Gladys Flores, Rodolfo Ybarra, Gonzalo Portals, Carlos Carnero y Rafael Espinoza. Fue Premio Nacional de Poesía (1954) y Premio Copé de Poesía (1997). Fallecio el 2 de noviembre de 2006).


MI PADRE

Tenía un gran taller. Era parte del orbe.
Entre cueros y sueños y gritos y zarpazos,
él cantaba y cantaba o se ahogaba en la vida.
Con Forero y Arteche. Siempre Forero, siempre
con Bazetti y mi padre navegando en el patio
y el amable licor como un reino sin fin.

Fue bueno, y yo lo supe a pesar de las ruinas
que alcancé a acariciar. Fue pobre como muchos,
luego creció y creció rodeado de zapatos que luego
fueron botas. Gran monarca su oficio, todo creció
con él. La casa y mi alcancía y esta humanidad.

Pero algo fue muriendo, lentamente al principio;
su fe o su valor, los frágiles trofeos, acaso su pasión,
algo se fue muriendo con esa gran constancia
del que mucho ha deseado.

Y se quedó un día, retorcido en mis brazos,
como una cosa usada, un zapato o un traje,
raíz inolvidable quedó solo y conmigo.

Nadie estaba a su lado. Nadie.
Más allá de la alcoba, amigos y familia,
qué sé yo, lo estrujaban.

Murió solo y conmigo. Nadie se acuerda de él.

UN ICEBERG LLAMADO POESÍA
4


Y de pronto apareció por ahí ese maldito iceberg
llamado Poesía o Literatura o Aburrimiento o lo que fuera
con la única condición precisa de no devenir en Aburrimiento
ni por un instante…

Los viajes se podían repetir hasta el Aburrimiento
pero una vez llegados allí / a ese cape borrascoso o Cabo
de Nueva Esperanza o cabo furioso ¿vencería una vez más
el Aburrimiento/ el más temible malhechor de la Antigüedad
¿el más temido de los Tiempos Modernos?

2/3 de humanidad padece de hambres crónicas
-con frecuencia el tercio restante y muchos de los 2/3 se
aburren se aburren inexorable-mente-demencial-mente
tonta-mente se aburren se aburren se aburren….
Naufragando a cada momento en un mar de dementes aburridos
navegando en los bajeles rutinarios del más tonto aburrimiento
en un mar de aburridos aburrimientos…

Y había que vencer el Aburrimiento en el mismo huevo
a como diera lugar
antes que un campesino enorme musculoso se volviera un
guerrero lleno de astucias ¡Herakles
antes que fueran las Columnas de Hércules!
el Peñón de Gibraltar o Escila y Caribdis en el
Estrecho de Messina… que nos llenarían de pavor
y harían del barco miles de fragmentos aburridos
flotando sobre el mar…

¡Y no aburrirse durante cinco días y cinco noches!
¡y poder atravesar el Cabo de Nueva Esperanza con la
promesa de poder vencerlo! ¡cómo no salir corriendo
a comprar pasajes para esa travesía famosa!

Parafraseando a Stevenson:
"un barco es como una isla, una porción de sólido
rodeado de aburrimiento por todas partes"

¡Qué podía pasar entonces con este mausoleo flotante
prometido a la vida y no a la muerte! con más de
trescientos metros de eslora y unos ochenta metros de ancho
y alto como un edificio de once pisos
que parecía haber tenido a la muerte larvada en su seno
y estar lleno de adormideras rojas y blancas (opio)

Y como yo no era heredero de nada
-y no prometía nada a nadie… salvo unas palabras sueltas
unas letras apenas garrapateadas… letras por escribir
a mediano y a largo plazo aún por redactarse…

Yo no podía condenar a nadie
a vivir en mi compañía a vivir entre la luz y las tinieblas
las tinieblas y la luz y las soledades
por muchos años luz…

Y yo debía… ¡Jamás aburrirlos!...
si sucedía ya sabía a que atenerme…

(De Un iceberg llamado poesía)

domingo, 30 de septiembre de 2007

Juan Gonzalo Rose


(Tacna, 1928 – Lima, 1983)

Su obra poética es, al mismo tiempo conceptual y lírica. Escribe generalmente, versos libres o prosas poéticas pero lo hace con tal finura que sus párrafos o estrofas parecen sujetos a medida a numerado ritmo de acentos. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1958. Ha publicado: La luz armada (1954), Cantos desde lejos (1957), Simple canción (1960), Las comarcas (1964), Contrapunto de la patria (1967), Hallazgos y extravíos (Antología personal) (1968), Informe al Rey y otros libros secretos (1963 – 1967) (1969), Obra poética (1974), Biografías breves de la vida breve (1975), Camino real. Antología. (1980), Poesía (1990).

LAS CARTAS SECUESTRADAS

Tengo en el alma una baranda en sombras.
A ella diariamente me asomo, matutino,
a preguntar si no ha llegado carta;
y cuántas veces
la tristeza celebra con mi rostro
sus óperas de nada.

Una carta.

Que me escriba una carta quien me hizo
los ojos negros y la letra gótica,
que me escriba una carta aquella amiga
analfabeta de pasión cristiana;
duraznos de mi tierra: que me escriban,
vientos los de mi rambla: que me escriban,
y redacte una carta pequeñita
mi hermana abecedaria y pensativa.

Muertos los de mi infancia
que se fueron
dormidos entre el humo de las flores,
novias que se marcharon
bajo un farol diciendo eternidades,
amigos hasta el vino torturado:
¿no hay una carta para Juan Gonzalo?

Si no fuera poeta, expresidiario,
extranjero hasta el colmo de la gracia,
descubridor de calles en la noche,
coleccionista de apellidos pálidos:
quisiera ser cartero de los tristes
para que ellos bendigan mis zapatos.

El día que me muera ¿en una piedra?
el día que navegue ¿en una cama?
desgarren mi camisa y en el pecho
¡manos sobrevivientes que me amaron!
entierren una carta.

(De Cantos desde lejos)


GEOGRAFÍA IMPLACABLE

Mi corazón limita con el mar,
por las noches;
con tu amor,
por mi cuerpo.
Entre islas fragantes y tus manos pequeñas
mi distancia se extiende.
A veces en los vientos marineros me pierdo,
a veces en los actos de tu vida
me encuentro.
A veces yo confundo tus brazos en la sombra
con un blanco archipiélago,
a veces en tus ojos diviso el mar abierto.
Si me ausento no vayan
a las altas montañas:
buscadme entre las algas de la mar más cercana,
o en los bosques de sombra que derrama su pelo.
Si me muero, buscadme
en las altas montañas.
Cual un ave sombría
me hallaréis en la nieve
largamente dormido,
sin saber si me han muerto de la mar las nostalgias,
o la gran marejada que desata su olvido.

EXACTA DIMENSIÓN

Me gustas porque tienes el color de los patios
de las casas tranquilas…

y más precisamente:
me gustas porque tienes el color de los patios
de las casas tranquilas
cuando llega el verano…

Y más precisamente:
me gustas porque tienes el color de los patios
de las casas tranquilas en las tardes de enero
cuando llega el verano…

y más precisamente:
me gustas porque te amo.

(De Simple canción)

sábado, 29 de septiembre de 2007

Mario Florian




Mario Florián Díaz (1917-199) nació en Nanshá, Contumazá, departamento de Cajamarca. Estudió en Contumazá y Cajamarca y luego en la Universidad de Trujillo y en la de San Marcos en Lima. Destacó desde muy temprano como poeta y en 1940 ganó los juegos florales universitarios con su libro Tono de fauna. En 1944 obtuvo el premio de Fomento a la Cultura del Perú con su libro Urpi, que le dio justa fama. En 1976 obtuvo el Premio Nacional de Literatura que compartió con Luis Alberto Sánchez y Emilio Adolfo Westphalen. Su poesía, publicada muchas veces en plaquetas y opúsculos ha sido recogida en compilaciones como Pequeña antología (1945), Antología poética (1957) y Poemas (1979). Murió en Lima el 1 de octubre del 2002.


ARENGA AL PERUANO

No te sientas pequeño, hombre común peruano,
Peruano de estos días: confirma tu grandeza
Delante de tu huésped, delante del foráneo
Que llegó de muy lejos a comer de tu mesa;
Que llegó de muy lejos a vivir en tu espacio,
Y a hablarte de su origen y a hablarte de su fuerza.
Tu desciendes del puma, tu desciendes del rayo.
Y en tus músculos duerme colosal fortaleza.
No te humilles. Despierta. Elévate peruano.
Erígete. Ya es hora. Revive tu ejercicio
De amansador de Mundos, de continentes bravos,
De forjador de imperios sobre precipicios.
Levántate peruano. Pisa otra vez tu tierra...
Que el horizonte vea tu figura broncínea
De semidiós, de cóndor. Despliega tu mirada
Y el poder de tus alas y tu aptitud antigua.
Vindícate en la tierra... Porque estás en tu tierra
Desde hace eternidades... Y tu tierra te adora.
¡Exprésate peruano! ¡Exprésate de nuevo!
¡Sé heroicidad, destino! ¡Levánte! ¡Ya es hora!

PASTORALA

Pastorala
Pastorala,
más hermosa que la luz de la nieve,
más que la luz del agua enamorada,
más que la luz bailando en los arcos iris.
Pastorala.
Pastorala.
¿Qué labio de cuculí es más dulce
que la lágrima de quena más mielada
que tu canto que cae como lluvia
pequeña -pequeñita- sobre flores?
Pastorala.
Pastorala.
¿Qué acento de trilla - taqui tan sentido,
qué gozo de wifala tan directo
que descienda -amancay- a fondo de alma
como baja a la mía tu recuerdo?
Pastorala.
Pastorala.
Por mirar los jardines de tu manta,
por sostener el hilo de tu ovillo,
por oler las manzanas de tu cara,
por derretir tu olvido: ¡mis suspiros!
Pastorala.
Pastorala.
Por amansar tus ojos, tu sonrisa!
perdido entre la luz de tu manada
está mi corazón, cual huérfano allko
cuidándote, lamiéndote, llorándote...
Pastorala.
Pastorala.

Alejandro Romualdo


Alejandro Romualdo Valle (Trujillo, 1926 - ) es un poeta peruano. Perteneció a la Generación del 50. Ganador del Premio Nacional de Poesía en 1949.
Una de sus poemas más conocidos es el llamado: Canto Coral a Túpac Amaru, que es la Libertad. Ganó el premio mencionado anteriormente por su poemario La Torre de los alucinados. El poema donde rinde homenaje al prócer de la independencia peruana José Gabriel Condorcanqui, es de enseñanza obligatoria en las escuelas del Perú. Su obra ha sido valorada altamente por Mario Vargas Llosa, Roberto Paoli, Antonio Mellis, Matías Oranyi, Antonio Cornejo Polar,Alberto Escobar, Luís Alberto Ratto, Claude Couffon, Alfonso Ortega Carmona, Carmen Ruiz Barrionuevo, entre otros. Asimismo, son muchas las tesis universitarias que se han ocupado de su poesía. También la poesía de Romualdo ha servido para la composición musical tal es el caso de Celso Garrido Lecca (la cantata El mivimiento y el sueño) y Edgard Valcárcel (concierto para piano y orquesta Canto Coral a Tupac Amaru).



CANTO CORAL A TÚPAC AMARU, QUE ES LA LIBERTAD
(De Edición Extraordinaria, 1958)

Yo ya no tengo paciencia para aguantar todo esto
Micaela Bastidas


Lo harán volar
con dinamita. En masa,
lo cargarán, lo arrastrarán. A golpes
le llenarán de pólvora la boca
Lo volarán:
¡y no podrán matarlo!

Lo pondrán de cabeza. Arrancarán
sus deseos, sus dientes y sus gritos,
Lo patearán a toda furia. Luego
lo sangrarán
¡y no podrán matarlo!

Coronarán con sangre su cabeza;
sus pómulos, con golpes. Y con clavos
sus costillas. Le harán morder el polvo
Lo golpearán:
¡y no podrán matarlo!

Le sacarán los sueños y los ojos
Querrán descuartizarlo grito a grito.
Lo escupirán. Y a golpes de matanza
lo clavarán:
¡y no podrán matarlo!

Lo podrán en el centro de la plaza,
boca arriba, mirando al infinito.
Le amarrarán los miembros. A la mala
tirarán:
¡y no podrán matarlo!

Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.

Querrán descuartizarlo, triturarlo,
mancharlo, pisotearlo, desalmarlo.

Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.

Al tercer día de los sufrimientos,
cuando se crea todo consumado,
gritando ¡libertad! sobre la tierra,
ha de volver.
Y no podrán matarlo.

RESPONSO POR UN PAYASO NEGRO

AQUÍ YACE SAM BROWN. Aquí descansa su rueda pálida,
la que hacía girar sencillamente bajo sus pies como
un planeta o una ola.
Lejos de su infancia silvestre, de la fiebre sexual, del
tambor y de la danza hirviente.
Lejos. Dejó su infancia de leopardos y grullas y flores exóticas.
Aquí yace, más frío que la luna, más triste que el vino,
derramado y oscuro como un vaso de miel para todas las
moscas de la destrucción.
Una familia de arlequines le reza. Los astros del circo lloran
y se apagan:
la muerte es una rueda muy traicionera, un jaguar silencioso
que cae desde lo alto -desde cualquier hora-
como un fruto encendido cae desde cualquier estación.
Aquí yace Sam Brown, más pálido que un espejo bajo la
hierba mortal.
Su último traje ya no se arruga, el traje de la función final
en la cual tenía que caer junto con el telón
de la vida y la rueda.

Pidamos que la muerte no nos deje decir nada.
Pidamos que la muerte nos separe, nos desgaje suavemente.
Pidamos que nos haga desaparecer como un ilusionista.
Roguemos porque la muerte llegue como el extraño que nos pregunta por la hora.
Porque Sam Brown ya no se mueve.
Porque aquí yace Sam Brown como un girasol ciego.

(De Cuarto mundo)

SI ME QUITARAN TOTALMENTE TODO

Si me quitaran totalmente todo
si, por ejemplo, me quitaran el saludo
de los pájaros, o los buenos días
del sol sobre la tierra,
me quedaría
aún
una palabra. Aún me quedaría una palabra
donde apoyar la voz.

Si me quitaran las palabras,
o la lengua,
hablaría con el corazón
en la mano,
o con las manos en el corazón.

Si me quitaran una pierna
bailaría en un pie.
Si me quitaran un ojo
lloraría en un ojo.
Si me quitaran un brazo
me quedaría el otro,
para saludar a mis hermanos,
para sembrar los surcos de la tierra,
para escribir todas las playas del mundo, con tu nombre, amor mío.

(De Edición extraordinaria)